En muchas ocasiones relacionamos la evaluación con aprobar y suspender, algo que sólo ocurre dentro de una escuela. La vida es una constante evaluación, pero no para aprobar o para suspender sino para aprender, una gran palabra que también nos la encontramos en la escuela.

La apuesta por las metodologías activas llevan consigo una revisión sobre cómo estamos planteando las evaluaciones. Desde el proyecto FPinnovación estamos trabajando en la evaluación como un elemento para el empoderamiento del alumnado en su proceso de aprendizaje.

La fórmula en la que estamos trabajando es una plataforma donde el alumnado pueda autovalorarse y pueda recibir feedback de sus compañeros, compañeras y docentes. La autovaloración y la valoración que reciba de otros y otras tendrá en cuenta las competencias transversales o estratégicas que estamos impulsando desde las metodologías activas. El resultado de todas esas valoraciones serán las que entrarán al proceso de evaluación, desde el cual el alumno o alumna tendrá que decidir que va a hacer diferente, cuál es su plan, para obtener mejores resultados.

Tras esta plataforma, son claves los procesos de acompañamiento de los tutores y tutoras. El planteamiento está basado en las dinámicas de coaching y lo importante es ayudar a buscar las razones para mover a la acción, es decir, la motivación.

Ofreceremos más información conforme vayamos aprendiendo en el proceso.

Fuente: Maristak Durango.